Fisiología del beso
En el acto del beso intervienen la mezcla de tres a cuatro sentidos; el gusto, el olfato, el tacto y en ocasiones la vista.es una actividad compleja en relación a la participación de elementos anatómicos y de respuestas fisiológicas.
Los elementos anatómicos que intervienen en el beso son aparentemente 30 de los cuales los principales son: el orbicular de los labios, el buccinador, el canino, el cigomático mayor y menor, el risorio, el triangular de los labios, el triangular del mentón, la borla del mentón, el masetero, el elevador común del ala de la nariz y el labio superior y el elevador propio del labio superior.
En cuanto a la participación de los nervios, según un estudio del Instituto Kinsey para la Investigación sobre la Sexualidad, participan 5 pares craneales, el nervio facial que inerva sensitivamente ( papilas gustativas) los 2/3 anteriores de la lengua e inerva de forma motora (movimiento) los labios y la cara, el nervio hipogloso inerva de forma motora la lengua, el nervio glosofaríngeo inerva de forma sensitiva el 1/3 posterior de la lengua y la mucosa de la boca, el nervio olfatorio que percibe el aliento de la pareja y el nervio trigémino que inerva sensitivamente la cara y los labios.
El beso, la Odontología y la Química:
En un beso entre dos personas además de cambiar sentimientos y placer, en el preciso instante que deslizamos nuestros labios también estamos intercambiando nuestra salud oral con la pareja y viceversa, se sabe que alrededor de 40 000 microorganismos cambian de dueño cuando damos un beso, así también intercambiamos la saliva con su correspondiente pH.
Sin embargo se sabe también que el beso estimula la producción de saliva que drena las células muertas y los microorganismos depositados en los dientes y por lo tanto mejora el aliento, también por el aumento de saliva hay un aumento del pH.
Científicamente se ha comprobado que un beso se compone de un 60% de agua, un 0,7% de grasa, un 0,4% de sal, un 0,7% de proteínas y miles de bacterias.
Según estudios, los hombres que besan a sus esposas por la mañana pierden menos días de trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes de tráfico, ganan de un 20% a un 30% más y viven unos ¡cinco años más!
La fisiología del beso
Un simple beso puede ser un método efectivo para analizar los centros de placer cerebrales. La boca es el camino a la respuesta sexual humana.
Filemamanía, es el nombre científico que recibe el deseo de besar. Según los expertos, si hay comunión mental y la suficiente atracción física en el beso, el alud de procesos químicos que se suceden provoca una auténtica conmoción en el organismo. El efecto es tan abrumador que, según algunos biólogos, podría compararse a una sobredosis de anfetaminas.
Al contacto, los labios enviarán una "tormenta" de señales eléctricas al cerebro, que serán captadas por la "amígdala cerebral" (parte del sistema límbico, encargado del control de las emociones). Seguidamente, se liberará una gran cantidad de químicos cerebrales, entre ellos epinefrina y dopamina (anfetaminas naturales) que producen euforia y a su vez la liberación de otro neuroquímico llamado acetil-colina que lleva los impulsos nerviosos de los nervios a los músculos.
A la vez, la glándula pituitaria, situada en la base del cerebro, libera oxitocina, mágica hormona que, además de hacernos sentir como flotando, dicen que ha ayudado bastante a la perpetuación de la especie humana. Además, el acto de besarse también estimula la parte del cerebro que libera endorfinas (hormonas de la felicidad) en el torrente sanguíneo creando una sensación de bienestar, siendo antídoto para la depresión, y mejorando las defensas del cuerpo.
La hormona gonadotropina se libera en ambos miembros de la pareja y a su vez, lleva a la liberación de estrógenos y testosterona. La sangre llegará a partes sensibles de la anatomía. En el hombre, se produce la liberación de óxido nitroso, químico que relaja los vasos sanguíneos y seguidamente se producirá la erección (el ahora famoso medicamento Viagra, trabaja aumentando el efecto del óxido nitroso a nivel de los cuerpos cavernosos del pene y ayuda a mantener la erección por más tiempo).
Los investigadores anotan la importancia del olfato en la respuesta fisiológica del beso. Muchas especies de mamíferos, tienen un receptor sensorial especializado en su nariz, que recibe ciertas señales químicas del sexo opuesto en la época de apareamiento. Mas y mas miembros de la comunidad científica (después de 40 años de debate), están de acuerdo en que los humanos pueden responder a estas moléculas sin olor, y transportadas por el aire, llamadas "Feromonas". Aunque los efectos de esos mensajes son menos obvios, porque tienen que competir con muchos otros factores que influencian su comportamiento.
El sistema olfatorio, tiene células sensoriales en la nariz, conectadas al cerebro, que nos permite distinguir entre 10 mil diferentes olores. Está relacionado directamente con el sistema límbico del cerebro, asiento de las emociones, memoria y algunas otras funciones de regulación.
Se anota en recientes investigaciones, que hay un órgano accesorio del sistema olfatorio, especializado para detectar las feromonas, (separado del sistema olfatorio principal), llamado "Órgano Vomeronasal", situado en el tabique nasal. Su nombre es tomado de un hueso en la estructura que divide la nariz en su interior, llamado Vómer.
Las células sensoriales de éste órgano, llevan señales al cerebro en forma de feromonas y producen respuesta en el comportamiento sexual y social.
Es así como un beso pone en funcionamiento toda una cadena de reacciones fisiológicas, químicas que hace que ese momento mágico sea verdaderamente único.